¿Qué es exactamente el Síndrome de Tourrette?, ¿Cúal es su tratamiento?
El
síndrome de Gilles de la
Tourette (ST) es un trastorno neurológico heredado que fue
descubierto por el médico francés Georges Gilles de la Tourette , del que recibe
el nombre la alteración, gracias a su publicación en 1885 de un resumen de
nueve casos de personas con reflejos involuntarios, denominados Tics.
Los síntomas aparecen normalmente
en la infancia, siendo la edad más común de aparición de los primeros tics
durante los primeros cursos de primaria. Hay cuatro rasgos clínicos básicos:
- Múltiples tics motores involuntarios. Pueden ser repentinas sacudidas de la cabeza, la espalda o incluso del cuerpo entero, parpadeos o poner los ojos en blanco, hacer muecas, dar golpes inesperados, etc. Para algunos críos estos movimientos pueden emparejarse dando lugar a un patrón complejo, como por ejemplo, chupar objetos, dar palmadas, saltos con un pie.
- Tics vocales involuntarios, como son ruidos, palabras, frases. Se incluyen una amplia gama de sonidos, silbidos, repeticiones de palabras que acaban de escuchar o decir ellos mismo (ecolalia) y palabras malsonantes (coprolalia).
- Los síntomas son fluctuantes, se debilitan o intensifican temporalmente.
- Los tics pueden variar con el tiempo.
A
pesar de la involuntariedad de los tics, algunos niños pueden llegar a
reprimirlos durante períodos variables de tiempo: segundos o más, dependiendo de
cada individuo. De esta manera, un/a niñ@ con tics vocales, por ejemplo, puede
estar absolutamente en silencio en una
clase o en cualquier situación determinada, y después de camino a casa, los
tics salir a la superficie con mayor virulencia y/o frecuencia que
habitualmente.
Se
ha encontrado con asiduidad otros trastornos asociados a este cuadro clínico
que tiene un efecto directo y aditivo sobre los posibles déficits de conducta y
aprendizaje en los chic@s, como son el TDAH, conductas obsesivas-compulsivas,
impulsividad, ansiedad y problemas del aprendizaje.
El
TDAH se da en un elevado porcentaje de críos que padecen Tourette, conlleva
problemas de atención, hiperactividad y control de impulsos; el tratamiento
farmacológico para estos dos trastornos es complicado, ya que los efectos de
los medicamentos para el TDAH pueden plantear problemas para los síntomas de
Tourette.
En
algunos casos se encuentran afiliados comportamientos obsesivos-compulsivos,
consistentes en la inminente necesidad de realizar determinadas conductas
rituales debido a la creencia de que de esta manera evitan una catástrofe. Se
pueden sentir irresistiblemente impulsados a rehacer su trabajo muchas veces
debido a pequeñas imperfecciones. Algunos
niños pueden efectuar determinadas conductas como la compensación
compulsiva, golpear un brazo
las mismas veces que el otro, o realizar algún tipo de
ritual de tocar o de saltar antes de entrar en clase. Otra
manifestación son los pensamientos
repetitivos, pudiendo llegar y llegan a controlar el comportamiento.
Existe
un porcentaje alto de críos que manifiestan también problemas de aprendizaje
debido a déficits de integración viso-motora, inquietud y dificultad de
concentración debido a la distracción y cansancio que producen los tics,
focalizan toda su atención en la represión de los tics, dejándolos exhaustos.
Hasta
hace poco, la medicación era la única opción de tratamiento existente para el Síndrome
de Tourette; los fármacos pueden ayudar a controlar los tics, pero no siempre
funcionan y sus efectos secundarios son numerosos y significativos como pueden
ser rigidez muscular, fatiga, cansancio, depresión y ansiedad. Hoy en día esta
patología se puede abordar desde la
Terapia conductual, ayudando a las personas
con tics a que aprendan a ser más conscientes de ellos y de la necesidad que
conlleva hacerlos; una vez que toman conocimiento de su realidad, se les enseña
a ejecutar un comportamiento diferente en lugar del tic. La nueva conducta
(respuesta incompatible) tiene que ser algo que haga que sea difícil realizar
el tic, para que esto funcione, la conducta alternativa debe elegirse
cuidadosamente y practicarse una y otra vez, ayudando a reducir o incluso
eliminar los tics.
Una parte importante del tratamiento
es el aprendizaje de identificación por parte del pequeñ@ y su familia de
situaciones estresantes que aumentan el número de tics, para que traten de
cambiarlas y con ello eviten la proliferación del comportamiento patológico. La
estrategia de afrontamiento ante situaciones estresantes se podría efectuar
dando un paseo, escuchando música o haciendo algunos ejercicios de respiración
antes de comenzar la tarea o la presentación.
En
la actualidad el Síndrome de Gilles de la Tourette aún sigue siendo una patología poco
conocida, el desconocimiento, a veces, produce asociaciones erróneas del
síndrome con retraso mental, intencionalidad y llamadas de atención lo que
conlleva a una estigmatización y rechazo social. En cuanto al plano escolar-social se observa
marginación, ridiculización y rechazo de iguales, con un consecuente factor
común en todos los pequeñ@s con Tourette, la necesidad de aceptación e
igualdad.
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